domingo, abril 18, 2010

La niña que sabía que iba a morir

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Imagina que sólo te quedan 135 días de vida por el diagnóstico de un inoperable cáncer cerebral.Imagina que día tras día vas perdiendo la sensibilidad de cada parte de tu cuerpo aún manteniendo la lucidez. Ahora imagina que sólo tienes 6 años de edad. ¿Qué harías el resto de tus días? Elena Desserich decidió esconder en secreto y por toda su casa, cientos de notas, mensajes y dibujos para ‘comunicarse’ con su hermana pequeña y sus padres después de muerta. Falleció en 2007. Todavía hoy sus progenitores descubren nuevos dibujos. Increíble.





Elena Desserich nació en el año 2000. Su vida era absolutamente normal hasta que, con cinco años, los médicos le detectaron un DIPG (Glioma del tronco encefálico infantil). Los doctores estimaron en 135 días la esperanza de vida de la pequeña. En un principio sus padres ocultaron el diagnóstico a Elena pero con el paso del tiempo y sabiendo que el deterioro físico era constante, informaron a su hija.

Con el cariño de sus padres El ena fue entendiendo que, cada día que pasaba, era un regalo 'divino', por lo que ideó una lista de todas las cosas que quería y podía hacer todavía: nadar con delfines, hacer esquí acuático, conducir un coche… Un día, un deseo…




Con el paso del tiempo iba perdiendo sensibilidad y movilidad en distintas partes de su cuerpo , incluido el habla, con lo que las actividades más físicas de su lista de deseos pasaban a un segundo plano. Sus manos fueron las últimas en desobedecer a su maltrecho cerebro; por lo que entonces se dedicó a pintar, a pintar,… y a escribir. Su pasión fue siempre alentada por sus padres.



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Elena jugó a ser inmortal para su familia, dibujando y escribiendo cartas para su hermana pequeña, Gracie y así jugar a ser la sempiterna mayor. Todo ello meditado en la soledad del enfermo que se sabe terminal. Jugando a construir un baúl de emociones futuras para velar por el cariño eterno de su familia. Sabía cómo tenía que vivir y quería dejarlo claro.


Los últimos nueve meses de vida (al final sobrevivió 255 días) los dedicó a buscar los escondites perfectos para sus mensajes personales. Para su padre en un antiguo maletín; para su madre en un bolsillo perdido de su mochila favorita… para su hermana en rincones del cuarto de juegos. Pero también buscó escondrijos insospechados para que el ‘diálogo’ fuera sorprendente: fondos de plato de la olvidada vajilla china, páginas de libros aban donados en la biblioteca, una carátula de un CD obsoleto, etc…


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Elena murió en agosto de 2007. No sin antes cumplir su último deseo. Poder bailar con su padre. El último día, con la lucidez de un científico atrapado en la cárcel de un cuerpo muerto, padre e hija se fundieron en un hermoso momento:

“Tuvimos nuestro baile y siempre será el último y probablemente el mejor recuerdo que guarde de ella [...] aunque había muchas cosas que ella quería hacer ese último día…”
Keith Desserich, padre de Elena


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Tras su muerte y conforme pasaba el tiempo, la memoria de sus indelebles recuerdos iba cristalizando. Hasta que Elena volvió:

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Estábamos moviendo unas cajas olvidadas y entre algunos de los libros se desprendió una pequeña nota [...] Cada vez que encuentro y leo uno de sus mensajes es como sentir un pequeño abrazo de mi pequeña..”  Brooke Desserich, madre de Elena.

miércoles, abril 14, 2010

Algunos cuentos...

El destino

Durante una batalla, un general japonés decidió atacar aún cuando su ejército era muy inferior en número. Estaba confiado que ganaría, pero sus hombres estaban llenos de duda. Camino a la batalla, se detuvieron en una capilla. Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo, “Ahora tiraré esta moneda. Si es cara, ganaremos. Se es cruz, perderemos. El destino se revelará”. Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos como aterrizaba. Era cara. Los soldados estaban tan contentos y confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria. Después de la batalla, un teniente le dijo el general, “Nadie puede cambiar el destino”.”Es verdad”, contestó el general mientras mostraba la moneda al teniente, que tenía cara en ambos lados.


Cuento con moraleja

Se cuenta que unos chicos más grandes le tomaban el pelo a otro más pequeño. Le ofrecían una moneda de cinco céntavos y una de diez, dándole a elegir, cual quería de ellas. El pequeño siempre elegía la de cinco “porque era más grande”. Los mayores le daban la moneda y se reían de él por ser tan ingenuo.

El juego se repetía una y otra vez y en todas las ocasiones el pequeño elegía la moneda de cinco centavos “porque era más grande”, y los mayores siempre se la daban mientras se reían de él.

Un profesor que se dio cuenta de lo que estaba pasando, sintiendo pena del pequeño, le preguntó: ¿Es que no sabes que la moneda de diez centavos vale más?

-Por supuesto- contestó el niño

-Y entonces ¿Por qué sigues eligiendo la de cinco?- le preguntó el profesor

-Porque si escojo la de diez ya no me ofrecerán más dinero.

Moraleja:
El mayor placer de una persona inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente.


lunes, abril 12, 2010

Dar amor es dar educación

Conmovedor cortometraje del director de cine, productor y animador griego Constantin Pilavios que hace a reflexionar sobre el verdadero significado de la comunicación, de la tolerancia y de la paciencia que debe existir entre los seres humanos y lo trágico que es para ellos no tener conciencia de eso.